Análisis del personaje Walter Lee Younger («Hermano»)
Esencialmente, esta pieza es la historia de Walter Lee Younger, a veces llamado «Hermano». Apasionado, ambicioso y lleno de la energía de sus sueños, Walter Lee es un hombre desesperado, encadenado por la pobreza y los prejuicios y obsesionado con una idea de negocio que cree resolverá todos sus problemas económicos y sociales. Cree, por ejemplo, que a través de su idea de negocio acumulará repentinamente todo el dinero que necesitará. Luego, con esta repentina acumulación de capital, se mejorará socialmente y será admirado por los demás, todas las personas que, según él, no lo tienen en gran estima como hombre.
Cree que finalmente podrá satisfacer las necesidades materiales y hasta los lujos de su esposa. Walter pregunta desesperado por qué no debería su esposa usa perlas. Quién decide, se pregunta, qué mujeres él debe llevar perlas en este mundo? Sin embargo, Walter demuestra a lo largo del drama que carece de las habilidades empresariales necesarias para tener éxito en los negocios. Su educación es sumamente deficiente, hecho que quedó más claro en su enfrentamiento con George Murchison. Cuando George dice: «Buenas noches, Prometeo», Walter no solo no sabe a qué se refiere «Prometeo», sino que en realidad cree que George, en ese momento, inventó la palabra.
La palabra «Prometeo» encaja con la personalidad impetuosa de Walter. Prometeo, el dios que fue castigado por traer el fuego a los mortales, fue encadenado al monte Cáucaso, donde todos los días un águila le arrancaba el hígado, que crecía todas las noches. El sufrimiento de Prometeo duró miles de años, hasta que Hércules mató al águila y liberó a Prometeo. Al mismo tiempo, Walter también está encadenado y, de la misma manera, su sueño obsesivo le devuelve lo que devoran sus frustraciones. Desafortunadamente, Walter nunca ve otra salida a su crisis económica que la tienda de licores, a la que su madre se opone solo por motivos morales. En ninguna parte de la obra Mamá indica que no le daría el dinero a Walter por unos cuantos otro Idea de negocio; es solo que ella se resiste a la idea de que él venda alcohol. La singular obsesión de Walter hace que pierda de vista sus posibles alternativas y un compromiso que podría haberlo llevado a su objetivo de independencia económica. El chovinismo de Walter es inmediatamente evidente cuando le dice a su esposa, Ruth, que por un momento fugaz, ella «parecía joven… muy joven… pero… se acabó». Walter Lee es mayor que Ruth, pero para él, verse joven solo es importante para una mujer. Sin embargo, es quizás la inquietante realización de su tener envejecimiento que le provoca sarcasmo, pues poco después de estas declaraciones a ambos, admite que ha estado contemplando su propio envejecimiento, sin haber realizado ninguno de sus sueños, cuando dice: «Esta mañana me miraba en el espejo y pensándolo bien… tengo treinta y cinco años, tengo once años de casada y tengo un niño que duerme en la sala.
El chovinismo de Walter es aún más evidente cuando cuestiona a Beneatha sobre su decisión de convertirse en médico: le pregunta por qué no pudo convertirse en enfermera o casarse «como otras mujeres». Cuando llega a casa después de beber con sus amigos y Beneatha está bailando música africana, le dice «Cállate» a Ruth, justo antes de unirse a Beneatha en el baile. Walter está obsesionado con conseguir dinero para poder comprar «cosas para Ruth»; él no sabe que tratar a Ruth con más amabilidad y respeto sería más apreciado y valorado que cualquier «regalo».
Después de que Walter confíe tontamente todo el dinero restante de su madre a su amigo sin escrúpulos, su vergüenza se convierte en odio hacia sí mismo, la única emoción que le permite considerar vender su raza y aceptar la oferta de Lindner. Es un momento de orgullo cuando Walter, especialmente porque Travis lo está mirando, no puede renunciar a la dignidad que le queda por la oferta de dinero de Lindner.