resumen del juego



resumen del juego

Alceste el misántropo le explica a Philinte que odia a la humanidad porque hay tanta hipocresía, engaño y falsa adulación en el mundo que no puede encontrar un hombre que hable abiertamente con la verdad. Afirma que todas las personas deben ser completamente francas y honestas entre sí. Philinte le pide a Alceste que sea más tolerante porque está en la naturaleza humana halagar a los demás y disfrutar de una cierta cantidad de chismes. En ese momento aparece un elegante hombre de la ciudad, Oronte, y le pide a Alceste que evalúe un poema que acaba de escribir. Alceste lee el poema y le da a Oronte una respuesta honesta: el poema es miserable y Oronte debería dejar de intentar escribir poesía. Oronte, que pidió una respuesta honesta, se ofende cuando Alceste habla con franqueza y se va con un resoplido de indignación. Philinte le señala a Alceste que su honestidad creó un enemigo, cuando un poco de adulación inocente le habría ganado un amigo.

Cuando Alceste conoce a Célimène, la mujer que ama, inmediatamente comienza a regañarla por su comportamiento coqueto y coqueto. No le gusta el hecho de que ella trate a todas las personas con el mismo encanto y gracia. Ella le dice que es mejor tratar a todas las personas por igual que esconder y acumular todos tus favores en una sola persona. En medio de la discusión llegan dos petimetres, Acaste y Clitandre, seguidos de Philinte y Eliante, una mujer de sentido común. Los petimetres inmediatamente comienzan a chismear sobre varios miembros de la corte y, para consternación de Alceste, Célimène se une a los chismes y reprende a todas las personas mencionadas. Alceste no puede tolerar esto y trata de interrumpir la presentación. Poco después, llega un oficial con una citación para Alceste. Debe comparecer ante el tribunal de alguaciles por sus comentarios al poema de Oronte.

Más tarde, en la casa de Célimène, los dos petimetres hablan de ella, pero se detienen abruptamente cuando aparece. Poco después, un sirviente anuncia la llegada de Arsino, una dama de sociedad. Cuando los petimetres se van, Arsinoé finge informar a Célimène de los chismes que se están difundiendo sobre ella. A su vez, Célimène le cuenta a Arsinoé lo que se dice de ella. Cuando llega Alceste, Célimène se disculpa y deja juntos a Arsinoé y Alceste. Inmediatamente, Arsinoé comienza a adular a Alceste y se ofrece a demostrarle que Célimène no le es fiel.

En la siguiente escena, Philinte informa a Eliante que Alceste no se iba a retractar de lo que había dicho sobre el poema de Oronte. Eliante admite que debe admirar a un hombre que sostiene con tanta firmeza su opinión; de hecho, no le importaría tenerlo como pretendiente. Philinte luego confiesa su amor por Eliante y su propio deseo por su mano si no se involucra con Alceste. Cuando llega Alceste, está furioso con Célimène por ser falso. Arsinoé le ha entregado una carta de amor que parece ser de Célimène a otra persona. Cuando confronta a Célimène con la prueba, ella simplemente la ignora y sugiere que puede haber sido escrita para una mujer y no para un hombre. Luego acusa a Alceste de ser demasiado estricta y de no preocuparse por ella. Antes de que se resuelva la discusión, Alceste recuerda una demanda en su contra, que aparentemente está a punto de perder y que debe resolverse de inmediato.

Más tarde, Alceste se queja con Philinte sobre la injusticia en la sociedad humana: en realidad perdió su juicio, a pesar de que su caso era justo. Decide que se retirará de la humanidad y vivirá en soledad. Cuando llega Célimène acompañada de Oronto, los dos hombres insisten en que elija a uno de ellos. Ella evita tomar una decisión y antes de que los dos hombres puedan obligarla, los dos petimetres, Clitandre y Acaste, llegan con cartas incriminatorias que ha escrito Célimène. En estas cartas, hizo comentarios despectivos sobre todos los caballeros. Los petimetres se van, prometiendo dar a conocer su perfidia a toda la sociedad. Oronte también entrega su expediente a Célimène. A solas con Alceste, Célimène reconoce su error y le ofrece la mano a Alceste si todavía la tiene. Luego le dice que quiere retirarse de la sociedad y quiere que ella se una a él en la soledad. Pero Célimène no puede renunciar a la sociedad y, en ese momento, Alceste se cura de su amor por Célimène y la despide. Luego jura vivir solo y rebelarse contra toda la sociedad y la humanidad.



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