Peeta, el hijo de un panadero, es el chico tributo del Distrito 12 que afirma haber estado enamorado de Katniss desde que tenía 5 años. Aunque no hablan y Katniss no considera a Peeta un amigo, él le salva la vida cuando tienen 11 años y ella se muere de hambre detrás de la panadería. Él le da una hogaza de pan, una que quemó a propósito, y desde ese momento, Katniss siente que le debe a Peeta.
Durante su entrevista antes de que comiencen los Juegos, Peeta confiesa su amor por Katniss, lo que la enoja porque cree que los comentarios de Peeta la hacen parecer débil cuando, de hecho, la hacen aún más deseable. Aunque Peeta no tiene mucha fe en poder ganar, le dice a Katniss que quiere asegurarse de que cuando esté en la arena se mantenga fiel a sí mismo, que no permita que los Juegos lo cambien. Peeta hace que Katniss se cuestione su propia identidad y piense en marcar la diferencia en los Juegos, imaginando cómo puede ser algo más que una pieza en los Juegos Capitales.
Desde el principio, Peeta hace todo lo que puede para ayudar a Katniss a sobrevivir. Se une a los profesionales para alejarlos de ella e incluso lucha contra Cato, quien lo hiere gravemente. Para sobrevivir, Peeta usa sus excepcionales habilidades de camuflaje para esconderse hasta que Katniss lo encuentra y lo cuida. Si bien Katniss duda del amor de Peeta por ella, pensando que solo está manteniendo el acto de «amante», parece genuino a lo largo de la novela y se siente traicionado al final cuando descubre que Katniss no era tan sincera como él.
