Ensayos CrÃticos Mujeres en el confesiones
Dadas las fuertes opiniones de AgustÃn sobre la sexualidad, no sorprende que su visión de las mujeres sea igualmente compleja y, a veces, contradictoria. O confesiones presenta un personaje femenino prominente en la madre de AgustÃn, Mónica. Mónica es un personaje atractivo, fuerte, enérgico y completamente devoto de AgustÃn, pero también es un estereotipo. Ella es toda madre. Cuando AgustÃn alaba sus cualidades al contar su historia de vida, alaba virtudes tÃpicamente femeninas: la paciencia, la mansedumbre, la obediencia, el servicio desinteresado a los demás, la templanza, la piedad e incluso la aversión a las habladurÃas, ese estereotipo de vicio femenino. Mónica serÃa la madre perfecta, pero parte de su apego a AgustÃn es egoÃsta. AgustÃn se refiere al hecho de que ella tiene la herencia de Eva, la primera mujer, quien fue castigada por sus pecados dando a luz hijos con dolor y sufrimiento. También es un modelo de fe casi perfecto: convierte silenciosamente a su esposo pagano al cristianismo, ora firmemente por la salvación de su hijo errante, pero aquà nuevamente, una falla socava su perfección, a saber, su deseo de ver a AgustÃn alcanzar el éxito mundano. . Este deseo equivocado la motiva a posponer el bautismo de AgustÃn, brindarle una educación vacÃa y arreglarle un matrimonio ventajoso.
El retrato de Mónica está muy estilizado. Ella es la Iglesia, firme en su entrega a Dios; ella es Eva, la pecadora castigada; ella es Dido, la amante egoÃsta; ella es la personificación de la fe sencilla, sin educación, no contaminada por el tipo de esfuerzo intelectual que tanto atormenta a AgustÃn. AgustÃn vaga por el Mediterráneo como los héroes épicos Eneas u Odiseo, pero también Mónica, para quien no existe un modelo femenino épico. A los crÃticos modernos les gusta aplicar interpretaciones freudianas a la relación de AgustÃn con Mónica, tratando de encontrar explicaciones psicoanalÃticas para su personalidad basadas en su padre distante y su madre autoritaria. Con tanta carga estilizada y simbólica adjunta a ella, es casi sorprendente lo vÃvido que parece su personaje, y cuando AgustÃn describe su dolor por su muerte, se siente como el dolor muy real de un hijo amoroso por una madre extraordinaria.
la otra mujer de confesiones es la concubina anónima de AgustÃn, de quien AgustÃn habla mucho menos que de Mónica. Aunque permanece algo oscura y vaga en el texto, su posición sigue siendo compleja. AgustÃn afirma que su relación se basó únicamente en la lujuria; sin embargo, vivió con ella, aparentemente fielmente, durante muchos años. Él describe enérgicamente su dolor por tener que despedirla, pero con suerte verás esto como una prueba más de sus deseos mal dirigidos: está sufriendo por las razones equivocadas. ¿Hay afecto y respeto en su descripción de su elección de vivir en castidad el resto de su vida, o es simplemente uno más de los modelos ascéticos que aparecen una y otra vez en la vida? confesiones?
También hay un sentido en confesiones que las mujeres son una barrera, un estorbo para la vida espiritual. Mónica es una clara barrera para el viaje de AgustÃn a Roma. La emperatriz que persigue a Ambrosio es enemiga activa del catolicismo. El plan de los amigos de AgustÃn de retirarse del mundo a una comunidad espiritual se ve frustrado por el hecho de que están casados ​​o comprometidos. Verecundus no puede comprometerse con el cristianismo porque tiene esposa; El propio AgustÃn renuncia a un matrimonio socialmente ventajoso cuando se convierte, a pesar de que su novia es cristiana. La obsesión de AgustÃn por el sexo es, en cierto sentido, una obsesión por las mujeres, y es el último obstáculo para su plena aceptación del cristianismo. mujeres en confesiones son sólo amantes o madres, y sólo alcanzan su pleno valor cuando se vuelven castas: Mónica como viuda y la concubina como célibe declarada. Ninguna académica femenina se encuentra entre el cÃrculo de amigos de importancia crucial de AgustÃn, ni él tuvo alumnas.
Sin embargo, AgustÃn puede afirmar en el Libro 13.32 que las mujeres son iguales a los hombres en capacidad racional. Sin embargo, matiza esta afirmación añadiendo que, en virtud del sexo corporal, están naturalmente sumisos a los hombres, asà como la energÃa activa de la mente debe estar sujeta al mando del intelecto racional. Para AgustÃn, tal sumisión habrÃa sido evidencia de una armonÃa natural, pero los lectores modernos deben notar que la cualidad que AgustÃn más valora, la racionalidad, se asocia con los hombres, mientras que la energÃa desenfrenada se asocia con las mujeres. Y, sin embargo, la encarnación del mayor deseo de AgustÃn, Lady Continence, es una mujer. O confesiones transmite sutilmente la idea de que las mujeres son importantes, incluso vitales, pero que también representan un grave riesgo.