Los personajes de Lorax |

El Once-ler es el antagonista de la historia. Nunca aparece en la foto, aparte de sus brazos verdes. El Once-ler provoca la deforestación de los árboles Truffula y por tanto la desaparición de todas las criaturas del bosque. Es a través de su voz que escuchamos esta historia de codicia. Sin embargo, también es el Once-ler quien tiene la clave de la redención: al final del libro, le entrega a su oyente la última semilla del árbol de Truffula, con la esperanza de que el bosque se vuelva a plantar.

El personaje del título es bajo, moreno, viejo y mandón. Aparece del tocón de uno de los árboles que el Once-ler ha talado, exigiendo saber qué sucede aquí. Según el Lorax, «habla por los árboles, porque los árboles no tienen lengua». Entonces, si bien es una manifestación literal, como corresponde a su descripción muy precisa, el Lorax es realmente la voz de la conciencia ambiental. Algunos sugieren que también puede representar la voz de la conciencia de Once-ler. Quizás. Obviamente, algo comienza a mordisquear esa parte invisible del capitalista apenas visto.

Un niño se aventura en la parte más lejana de la ciudad para escuchar la historia de Once-ler. Como lectores, no aprendemos casi nada sobre el niño, aparte de que tiene la curiosidad de pagar el precio de quince centavos, un clavo y la concha de un caracol muy, muy, muy viejo. Al final de la historia, se le dan las últimas semillas restantes del Árbol Truffula con la advertencia de que si puede reforestar el área, el Lorax puede regresar.

Los Bar-ba-loots son criaturas pequeñas, marrones, parecidas a osos que jugaban a la sombra y se deleitaban con los frutos de los árboles Truffula. Sin embargo, la deforestación de los Once-ler reduce la disponibilidad de su suministro de alimentos, y los Lorax los alientan a irse para su propia supervivencia.

Los Swomee-Swans son otra especie que alguna vez pobló libremente el bosque de Truffula Tree. Tras la expansión del bosque de Once-ler, el smog de la fábrica les llena la garganta y ya no pueden cantar. El Lorax también los envía a buscar un lugar con aire más limpio.

El Pez Colibrí habitó una vez las claras aguas del estanque cerca del negocio de Once-ler. Sin embargo, una vez que la fábrica comenzó a contaminar su estanque, sus branquias se bloquearon y perdieron la capacidad de tararear. El Lorax los despide.

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