jeanne wakatsuki houston



Análisis de personajes Jeanne Wakatsuki Houston

Jeanne, que se las arregla para obligarse a volver a un estado infantil, relata esperanzas, aspiraciones, responsabilidades y decepciones desde el punto de vista de su antiguo yo. En el camino hacia la edad adulta, se topa con más adversidades de las que el niño estadounidense promedio jamás encuentra. Manzanar se convierte en la carga injusta impuesta a Jeanne por dos naciones en guerra. Permanece flexible y resistente; sus métodos de escape reflejan una habilidad para improvisar. Si papá no permite la conversión al catolicismo, entonces las clases de baile podrían ser incluso mejores. Si la oración no produce albaricoques del Todopoderoso, tal vez debería leer más libros y profundizar en el mundo de fantasía de las princesas y reinas. Como Rapunzel soltándose el pelo, Jeanne desentraña las tradiciones que unen a las mujeres japonesas a un rígido patriarcado. Tu sonrisa demasiado ancha, que vence a una geisha y a un olor instructor y enfurece a su padre a la antigua usanza, establece la cara de la chica americana. Más en sintonía con Betty Grables de la Segunda Guerra Mundial vestida con un suéter que con las bellezas japonesas o las dramáticas bailarinas de kabuki, Jeanne elige su disfraz: un traje de majorette trenzado, murciélago y botas blancas. El disfraz lleva a su única amiga caucásica estable y a una gran cantidad de admiradores masculinos. Para Jeanne, la lección tiene sentido: dales lo que quieren, pero mantén la distancia.

El inicio de la pubertad pone a Jeanne en un dilema: si fingir la feminidad tradicional japonesa o competir por la reina del carnaval. Su elección produce una paradoja, el estereotipado sabor agridulce de una victoria insatisfactoria, que la enfrenta cara a cara con el fanatismo en forma de niñas que patrocinan su herencia oriental mientras planean una fiesta posterior a la coronación que no la incluye. Jeanne omite los años siguientes que la aclimatan al mundo caucásico y le aseguran que el matrimonio con un anglo y la maternidad de niños anglo-japoneses son correctos y apropiados.



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