Resumen y Análisis Acto III: Escena 1
Resumen
El Rey y la Reina entran con Rosencrantz, Guildenstern, Polonius, Ophelia y miembros de la corte. Claudius pregunta a Rosencrantz y Guildenstern sobre la locura de Hamlet y les pregunta si encontraron una razón para el comportamiento de Hamlet. Rosencrantz responde que el príncipe admitió estar distraído, pero no dice por qué. Guildenstern dice que Hamlet fue astuto al ocultar sus motivos. Los dos informan que Hamlet está muy entusiasmado con la obra que se representará, y Claudio les pide que lo animen en este sentido. Salen Rosencrantz y Guildenstern.
Claudio le ordena a Gertrude que se vaya para que él y Polonio puedan espiar a Hamlet, quien tiene una reunión inminente con Ofelia. Ophelia entra y la reina, en un momento de afecto maternal, le dice a Ophelia que espera que Hamlet y Ophelia reparen su romance roto para que Hamlet pueda seguir con su vida. Gertrudis se va. Polonius saluda a Ophelia y le indica que finja leer un libro para que no le parezca inusual a Hamlet. Ofelia cumple y espera con un libro mientras los dos hombres se esconden. Entra Hamlet pronunciando su soliloquio «Ser o no ser». Reflexiona sobre la naturaleza del ser y la nada, luego se da cuenta de que Ophelia está leyendo. Hamlet, asumiendo que está leyendo oraciones, le pide que ore por él. Ella le dice que quiere devolverle los regalos que él le dio. Él responde que no le dio ningún regalo. Ella insiste en que él le dio regalos y afirma que él le dio los regalos con palabras que los hacían parecer símbolos de un gran amor. Una vez más, él niega haberle dado los regalos y todavía niega haberla amado. Él cuestiona su honestidad y, en respuesta a su desconcierto, le dice que todos los hombres son sinvergüenzas en los que no se puede confiar y que estaría mejor en un convento.
Para consternación de Ophelia, Hamlet exige abruptamente que revele el paradero actual de su padre. Ella miente y dice que él está en casa. Enfurecido, Hamlet la maldice y predice un desastre para su dote. Él le dice de nuevo que vaya a un convento. Mientras que Ophelia se preocupa por su aparente cordura desbocada, él dice que sabe que las mujeres tienen dos caras y no se puede confiar en ellas; todos ellos merecen ser dejados de lado. Luego se va.
A solas, Ophelia lamenta lo que considera el descenso de Hamlet a la locura total. Claudio y Polonio se unen a ella y evalúan lo que han oído y visto. El rey duda de que el amor haya arruinado la mente de Hamlet; le dice a Polonio que enviará a Hamlet a Inglaterra. Polonio, todavía convencido de que el amor aflige a Hamlet, insta a Claudio a hacer un intento más para descubrir una razón satisfactoria para el comportamiento de Hamlet. Le dice al rey que envíe a Hamlet a los aposentos de Gertrude más tarde esa noche. Allí, mientras Polonio se esconde detrás de los tapices, Gertrude debe intentar persuadir a Hamlet para que revele sus pensamientos más íntimos con Polonio como testigo. Claudio está de acuerdo.
Análisis
El discurso de entrada de Claudio revela dos aspectos muy significativos de su carácter: (1) que es consciente de la creciente amenaza que representa Hamlet para él, y (2) que tiene el control absoluto y es capaz de tomar medidas decisivas. Ofrece un marcado contraste con Hamlet, quien está completamente paralizado por la idea misma de la acción. Cuanto más sabe Claudio, más calcula y actúa; cuanto más sabe Hamlet, más piensa e intercambia palabras. La «locura turbulenta» de Hamlet los pone a ambos en peligro.
Los personajes ponen en escena otras dos trampas premeditadas. Primero, Claudius envía a Rosencrantz y Guildenstern para continuar con su espionaje. En segundo lugar, Polonio y Claudio traman su plan para que Ofelia organice un enfrentamiento en el que Hamlet se revelará a Ofelia mientras Claudio y Polonio espían.
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