Fausto, Partes 1 y 2



Análisis del personaje de Fausto

Fausto es un erudito alemán que, al comienzo del poema, se muestra desilusionado y desmoralizado por su incapacidad para descubrir el verdadero sentido de la vida. A pesar de sus logros mundanos, lo asalta la frustración porque las formas de pensar tradicionales y convencionales que ha dominado no pueden ayudarlo a discernir un propósito o forma coherente detrás de todos los numerosos y variados fenómenos de la vida y la naturaleza. En todas sus aventuras en ambas partes del poema Fausto lo impulsa la necesidad de percibir, sin la ayuda de la revelación, un orden racional como marco del mundo en el que vive. Debido a este deseo y su efecto sobre su perspectiva, muchos consideraron que el dilema filosófico de Fausto era típico de la alienación del hombre en el mundo moderno.

En el poema, Goethe pretende que Fausto represente a toda la humanidad. Posee todas las cualidades de la capacidad y la motivación humanas y, de hecho, es una figura arquetípica del «hombre común». Todas las virtudes y defectos de Fausto, sus fortalezas y debilidades, se magnifican para que sus aventuras y desarrollo moral se presenten en una escala más grande que la vida. Esto le da a su historia una estatura y una dignidad iguales a su tema cósmico, y hace de la vida de Fausto un espejo de la existencia humana del que todos los hombres pueden aprender. Aunque se le concede la salvación al final del poema, Fausto es un gran héroe trágico. Su tragedia ha sido descrita como la del «Titianismo», ya que trata de ir más allá de las limitaciones de la humanidad para buscar aquello que no le es dado a la humanidad para conocer o experimentar. Por eso su carrera es una serie constante de decepciones y frustraciones, pero Fausto nunca se rinde y sigue en la lucha. Eventualmente comprende el significado de la vida y es bienvenido al cielo, una conclusión que debería ser una inspiración para todos los que lean el poema.



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