El poema describe con humor un caso de impotencia masculina, o la incapacidad de conseguir una erección. El pastor Lisander ve a Cloris en un matorral verde y se inflama de un deseo incontrolable por ella. El día se convierte en noche y la oscuridad lo ayuda en su seducción. Al darse cuenta de que está atrapada en un matorral, Cloris decide renunciar a la vergüenza y permite que Lisander la fuerce con sumisión voluntaria. Sin embargo, todavía está en conflicto, ya que le preocupa perder su virginidad, que la sociedad ve como su «honor». Lisander no escucha y la besa por todas partes. Cloris está abrumado por el deseo, apenas respira y parece casi sin vida. Lisander también se siente abrumado por la pasión al ver su cuerpo desnudo. Incapaz de soportar la espera, se arroja sobre ella. Se da cuenta en este momento de que ha perdido la erección. Incapaz de penetrar a Cloris, Lisander intenta estimular una erección con las manos, pero no lo consigue. Empieza a enojarse. Cloris le toca la entrepierna, pero retira la mano con disgusto cuando encuentra su pene flácido. Mientras Cloris huye, Lisander maldice su destino y culpa a la pastora por causarle un exceso de pasión.