El héroe y la cultura homérica



Ensayos críticos El héroe y la cultura homérica

La noción de honor personal prevalece en todo el Ilíada. El honor de cada persona en la cultura homérica era importante, pero para el héroe, su honor era primordial. No podía aceptar los insultos y sintió que tenía que proteger su reputación, hasta la muerte. El deber del héroe era luchar, y la única forma que tenía de alcanzar la gloria y la inmortalidad era a través de la acción heroica en el campo de batalla; por lo tanto, continuamente preparó su vida para los riesgos de vida o muerte de la batalla. El héroe homérico creía que los hombres debían estar juntos en la batalla; los hombres tenían que respetarse unos a otros; y tenían que abstenerse de la crueldad excesiva. Esta última condición era de vital importancia para el héroe homérico. Detestaba los actos deliberados de crueldad e injusticia. Si estaba listo para matar a una víctima, creía que debería hacerlo rápidamente; no debería mutilarlo, como hace Aquiles con el cuerpo de Héctor. Siguiendo este código, el héroe ganaba un sentido de dignidad y una reputación de honor que aseguraría su lugar en la memoria social de su comunidad.

El héroe homérico vivía bajo estrictas normas sociales y culturales que guiarían su vida en el hogar y en el campo de batalla. Su posición como héroe dependía de comprender su lugar en la sociedad y actuar de acuerdo con las expectativas de la sociedad. Aceptó el estándar de un héroe, que incluía el sufrimiento de un héroe y la muerte de un héroe. Cuando el héroe se expresaba con palabras, creía que sus pensamientos se derivaban de la sociedad o de un dios. Nada salió de dentro. (En sus soliloquios, el héroe le habla a «su propio espíritu de gran corazón» como si fuera otra persona ayudándolo a tomar las decisiones correctas).

El honor comunal era vital para el estatus del héroe homérico; todo su mundo giraba en torno a su relación con su familia y su ciudad. Si perdía el honor personal o la gloria que le otorgaba su comunidad, sentía que la vida había perdido su sentido. Aquiles, por ejemplo, siente que ha perdido su honor cuando Agamenón le quita a Briseida. Siente una sensación de rechazo, e incluso la oferta posterior de regalos de Agamenón para que Aquiles vuelva a la lucha es inútil, ya que Aquiles se da cuenta de que perderá aún más honor si acepta los regalos de Agamenón.

La responsabilidad social del héroe era esencial para mantener su estatus, pero la única forma de establecer su estatus era a través de su papel como héroe en el campo de batalla. Además, debía mostrar respeto y responder a situaciones sociales y costumbres; tenía que respetar a sus superiores y mostrar lealtad a sus amigos, y de ninguna manera podía deshonrarse a sí mismo, a su familia oa su comunidad. Sin embargo, no era una pena retirarse de una situación imposible porque era todo lo que un guerrero podía hacer a veces. Patroclo, sin embargo, olvida este principio, así como la advertencia de Aquiles de no llevar a los troyanos de regreso a su ciudad. Patroklos fracasa porque se vuelve irracional y permite que el orgullo abrume su razón.

La comunidad homérica dependía de sus héroes para mantener sus ritos sociales y religiosos y todas las demás facetas de la vida comunitaria. Ser un héroe era una responsabilidad social que otorgaba al hombre un estatus social, y un guerrero definía y justificaba su estatus social únicamente en el campo de batalla.

El héroe de la cultura homérica reconoció la razón de la ira de su comunidad. Por ejemplo, cuando Agamenón despoja a Aquiles de su premio de guerra, Agamenón atribuye la responsabilidad de sus acciones a Zeus y al Destino. Él dice: «Es el dios quien logra todas las cosas» y afirma que «Delusion» lo ha enredado. Asimismo, cuando Aquiles se pregunta si sacar o no su espada contra Agamenón, Atenea lo agarra por el cabello y le advierte que no luche contra Agamenón. Claramente, Aquiles no se responsabiliza por su ira o por no haber matado a Agamenón. De hecho, ni Aquiles ni Agamenón reconocen una responsabilidad personal por sus respuestas emocionales y físicas, aunque ambos están al borde de la violencia. Para el héroe homérico, una fuerza externa inicia la acción y el pensamiento, por lo que la responsabilidad personal no es un problema para la decisión del héroe de seguir los dictados de una fuerza externa.

Un héroe siempre tenía dos opciones: podía seguir a una fuerza externa o podía tomar sus propias decisiones personales. Esta idea se deriva del concepto de que un hombre se convirtió en héroe porque poseía ciertas cualidades. Entre estas cualidades está el aplomo heroico, que requiere que un héroe insista en su grandeza y mantenga la debida modestia ante los dioses. Tenía que conocerse a sí mismo y ser capaz de evaluar y actuar sobre una situación. También tuvo que reconocer el momento en que los dioses retiraron su ayuda, y en ese momento el héroe tuvo que retirarse de la batalla. Si no reconoció hasta qué punto su acción estaba regida por los dioses, perdió su heroico equilibrio y cometió un trágico error. Si no seguía a los dioses y tomaba sus propias decisiones, tendría que vivir con la vergüenza de su error, y cuando lo hiciera, perdería la aprobación y el honor.

El miedo a la perdición del héroe (ayudó) regía su respuesta a todas las situaciones sociales y los juicios de los demás. Si actuaba incorrectamente, la sociedad lo despreciaría. Sin embargo, a pesar de la amenaza de los juicios de otros, observe las acciones de Agamenón y Aquiles durante la discusión en el Libro I. Ambos hombres tienen la culpa. Agamenón rompe el vínculo de héroe y comunidad al insultar a Aquiles y reclamar a Briseida en lugar de a Criseida. Asimismo, la amenaza de Aquiles de matar a Agamenón es un acto social que, de llevarse a cabo, no sólo mostraría una falta de respeto a sus superiores, sino que obligaría a su comunidad de soldados aqueos a abandonar Troya. El desorden creado por esta crisis exige una restauración del orden.

Los héroes temían constantemente la fatalidad; temían el juicio de su comunidad. El héroe no distinguió entre la moralidad personal y la conformidad con la moral de la sociedad en general; estaba completamente preocupado por la aceptación de la gente, porque si no se conformaba de alguna manera, se arriesgaba a la ira de su comunidad y, en consecuencia, a la vergüenza.



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