Resumen y Análisis Agamenón: Cuarto Episodio (Líneas 1019-1410)
Resumen
Clitemestra sale del palacio y le pide a Cassandra que entre con ella. Ella promete tratar a la princesa con amabilidad, pero Cassandra no responde. Clitemestra repite la invitación. Cassandra continúa ignorándola. Finalmente, Clitemestra pierde los estribos y vuelve a entrar, murmurando con enojo.
Hay un momento de silencio, luego Cassandra sale del carro y grita desesperada que Apolo la ha destruido. A los mayores se les despierta la curiosidad y les animan a seguir hablando. Cuando Cassandra se da cuenta de que está fuera del palacio de Agamenón, la Casa de Atreus, comienza a llorar. Los mayores lo cuestionan. Las respuestas de Cassandra son divagantes e incoherentes, pero poco a poco su historia se aclara. Una vez rechazó los avances de Apolo y fue castigada por él con el don de la profecía. Ahora puede predecir el futuro, pero la maldición de Apolo impide que nadie crea en sus profecías. La carga de no poder comunicar su visión es más dolorosa de lo que puede soportar.
Mientras sigue llorando, Cassandra entra en un éxtasis profético. Cuenta toda la historia de la maldición sobre la Casa de Atreo, comenzando con la enemistad entre Atreo, el padre de Agamenón, y Tiestes, el padre de Egisto. Cuando Cassandra habla de eventos pasados, los ancianos pueden entender y reconocer que está diciendo la verdad. Pero entonces la maldición de Apolo surte efecto. Cassandra está horrorizada por una visión de pecado y derramamiento de sangre. Ella trata de decirles a los ancianos que Clitemestra está a punto de asesinar a Agamenón, pero la malinterpretan y la acusan de mentir. Cassandra se da cuenta de que no hay esperanza de convencerlos. Se pone histérica y predice su propia muerte y la llegada de Orestes para vengar a su padre. Arrojando su bastón y su corona profética, Cassandra entra audazmente en el palacio para encontrarse con su muerte.
El coro canta una pequeña letra sobre el mal de la prosperidad. De repente, se escucha la voz de Agamenón desde el interior del palacio, gritando que ha sido apuñalado. Los ancianos están confundidos, preguntándose qué curso de acción tomar. Están a punto de entrar en el palacio cuando las puertas se abren para revelar los cadáveres de Agamenón y Cassandra. Clitemestra se yergue triunfante junto a los dos cadáveres.
Análisis
El resultado del breve enfrentamiento entre Clitemestra y Casandra contrasta fuertemente con el duelo de Clitemestra con Agamenón. Por su silencio, la cautiva troyana se muestra a sí misma a la altura de la reina argiva.
El silencio de Cassandra contribuye a una sensación de tensión, que repentinamente estalla después de que Clytemestra entra al palacio. Cassandra es un símbolo humano de la maldad de Agamenón: mató a su familia, destruyó su hogar y lo violó desafiando su sagrado juramento de castidad. La presencia de Cassandra subraya las razones por las que los dioses permitirán que Agamenón sea asesinado. En un largo discurso lírico en el que el tiempo parece suspendido, Cassandra narra todo el círculo de los pecados -pasado, presente, futuro- que acechan a la Casa de Atreus. Ella no prevé ninguna esperanza de reconciliación o el fin de la maldición, ya que cree que la humanidad inevitablemente sufre a manos de los dioses. Al final de este poderoso discurso, Cassandra acepta su propio destino con dignidad. Sus últimas palabras: «Desgraciadamente, pobres hombres, vuestro destino…». — generalizar su trágico final en la gran experiencia trágica de toda la humanidad, ampliando el sentido de la trilogía para abordar los problemas más importantes de la especulación religiosa humana. A diferencia de Agamenón, Cassandra es plenamente consciente de su muerte inminente. Al final de este discurso, entra en el palacio y muere en silencio mientras los gritos de Agamenón resuenan a su alrededor.