Cirano de Bergerac



Análisis del personaje Cyrano de Bergerac

Cyrano es, ante todo, un idealista. No es, sin embargo, un idealista ciego. No espera ninguna recompensa tangible por su comportamiento idealista. Cuando arroja su dinero a los jugadores (Acto I), sabe muy bien que tendrá hambre, pero el beau geste significa más para él que las cosas materiales, incluso la comida y la bebida. Su propia comodidad nunca es motivo de acción con Cyrano.

Este idealista de ojos muy abiertos también puede ser un hombre muy inteligente. Puede burlarse de las reglas muy precisas del «establecimiento» porque tiene tal inteligencia y competencia. Puede vencer a estas personas en su propio juego, aunque a menudo no elige jugar su juego. Por ejemplo, Cyrano ganó a los músicos por una noche porque ganó una apuesta en gramática. En el momento en que se ambientó la obra, la gramática era un tema complicado y extremadamente técnico. Cyrano conoce todas las reglas del comportamiento y el habla cortés, pero eso no le importa tanto como las cuestiones del espíritu.

Cyrano es tan despreocupado del peligro personal como de la comodidad personal. Él es verdaderamente un guerrero valiente. Se mantiene tranquilo y alegre en las circunstancias más difíciles. Es tan buen espadachín que puede luchar contra cien hombres. En la batalla es valiente, pero también lo es en la situación mucho más difícil que presenta el asedio. Nunca pierde su coraje, su buen humor y su capacidad para animar a otros hombres. Es importante tener en cuenta que es tranquilo y controlado cuando otros valientes soldados se desaniman. Es fiel a Roxane y Christian hasta la muerte. Nunca revela que escribió las cartas que Roxane aceptó como de Christian. Siempre visita a Roxane con deliciosos chismes.

Cyrano nunca tuvo éxito mundano. Su pieza nunca se produjo, aunque otra utilizó parte de ella. Incluso como un hombre maduro, a menudo tiene hambre, aunque sabe muy bien que sus talentos pueden hacerlo rico y famoso si decide usarlos para ese fin. Es extremadamente versátil y sabe mucho sobre muchos temas. Simplemente nunca elige ser rico o famoso, prefiere tener razón en sus propios ojos. Tiene un impulso interno, en el sentido de que las opiniones y los estándares del mundo realmente no le importan. Se rebela al no jugar el juego; él nunca adopta los estándares de otro para su comportamiento; es fiel a sí mismo ya sus ideales.

Esta falta de cambio de carácter puede ser motivo de crítica. Rostand no creó una personalidad en crecimiento y evolución. No lo intentó. Cyrano era, al comienzo de la obra, el epítome del idealista romántico, y lo sigue siendo hasta el final. Él es un ejemplo perfecto del tipo. Los defectos de carácter surgen directa y lógicamente de la perfección tipográfica. Cyrano es intransigente, idealista, fiel, valiente, consistente, desdeñoso de la aclamación y la riqueza, inteligente hasta el punto de la brillantez, creativo, imaginativo, ingenioso, bien informado. Cualquier cambio en el carácter sería un compromiso de algún tipo. Es por eso que Cyrano sigue siendo el ejemplo perfecto del idealista romántico: cualquier cosa que se agregue o se reste al personaje lo haría menos.



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