Resumen y Análisis Libro I: Capítulo VII
Resumen
¿Qué es entonces el bien? Su carácter específico parece variar en diferentes artes y diferentes actividades, pero en todo parece ser aquello por lo que se hace todo lo demás: el fin o propósito de la actividad particular en cuestión (por ejemplo,., salud en el caso de la medicina, una casa en el caso de la construcción).
Dado que hay muchos fines diferentes y hemos elegido solo algunos de ellos como un medio para otra cosa, es obvio que no todos los fines son definitivos (es decir, elegidos por sí mismos y no por otra cosa). Lo que se busca por un fin en sí mismo es más final que lo que se busca por otra cosa. Lo que nunca se elige como medio para otra cosa es más final que lo que se elige como fin en sí mismo y como medio para otra cosa. Así, lo que siempre se elige como un fin en sí mismo y nunca como un medio para otra cosa, se llama fin en un sentido absoluto. Esta descripción se aplica a la felicidad por encima de todo, porque la felicidad siempre se elige por sí misma y nunca por el bien de otra cosa. Cosas como el honor, el placer, la inteligencia y la virtud se eligen solo en parte por sí mismas, porque, aunque todas son bienes, suponemos que conducen a la felicidad. En cambio, nadie elige la felicidad por el honor, el placer o cualquier otra cosa.
Otro argumento nos lleva a la misma conclusión. Generalmente se acepta que el bien final es autosuficiente (es decir, algo que solo hace que la vida valga la pena, y que no se limita al bien del hombre, sino que incluye también a su familia, amigos, etc.). El bien final no puede definirse sólo por referencia a sí mismo, ya que el hombre es un ser social y político y no vive aislado. Una cosa que se basta a sí misma es la que, tomada por sí misma, hace de la vida algo deseable y carente de nada. La felicidad se ajusta a esta descripción, ya que la felicidad es la más deseable de todas las cosas y no se cuenta como un bien entre muchos. Así, puede decirse, en suma, que la felicidad es el fin hacia el cual se dirigen todos los actos conscientes; es final y autosuficiente.
Llamar a la felicidad el bien supremo es un lugar común, y aún se necesita una descripción más clara de ello. Será más fácil comprender la naturaleza de la felicidad si podemos determinar la función adecuada de un ser humano. Esto nos dará otra visión del final de la vida humana, ya mencionado como una guía para definir la felicidad.
Está claro que el mero acto de vivir no es una función peculiar del hombre, pues incluso los vegetales y las plantas experimentan nutrición y crecimiento. Un paso por encima de la vida vegetativa es la vida que se limita a la experiencia de la sensación, pero esta es compartida con los hombres por los animales brutos. Sobre el modo de vida que queda, es posible hacer dos afirmaciones; (a) que pertenece a la parte racional del hombre, (b) que encuentra expresión en la acción.
Ahora bien, la parte racional del hombre puede ser activa o pasiva. Es pasivo porque sigue los dictados de la razón. Es activo en la medida en que posee y ejerce la capacidad de razonar. Asimismo, como el elemento racional en la vida racional puede ser activo o pasivo, debemos aclarar que estamos hablando de una vida determinada por el uso, en contraposición a la mera posesión, de la facultad racional.
Hagamos algunas suposiciones y sigámoslas hasta su conclusión.
- Que la función propia de un hombre es la actividad de su alma conforme a un principio racional, o al menos no divorciada de él.
- Que la función propia de un individuo y un buen individuo de la misma clase (por ejemplo, arpista y buen arpista) son genéricamente lo mismo, excepto que la función propia de este último (el buen individuo de la misma clase) requiere superioridad en el rendimiento (es decir, el trabajo del arpista es tocar el arpa, el trabajo del buen arpista es tocar bien).
- Que la función del hombre es, por lo tanto, una cierta forma de vida en combinación con un principio racional o fundamento razonable de acción (como se muestra arriba).
- Que la función de un buen hombre es representar bien esta forma de vida.
- Que una función está bien realizada cuando se realiza de acuerdo con la virtud o excelencia que le corresponde. Así mostramos que el bien de los hombres es una actividad del alma según la excelencia o virtud, o, si hay más de una forma de bondad, según su mejor y más plena forma. Esta actividad debe realizarse durante toda la vida, pues la felicidad es más que un estado momentáneo. Un solo día o un breve período de felicidad no hace a un hombre plena y perfectamente feliz.
Esto es sólo un breve resumen de lo bueno. Aún no se han completado los detalles, pero la parte más difícil del estudio se ha logrado, ya que se ha proporcionado la base para el resto de nuestro análisis. Debe recordarse, sin embargo, que la ética no es una ciencia exacta. No se pueden llegar a conclusiones precisas y debemos contentarnos con aproximaciones. Diferentes temas tienen diferentes requisitos y dependen de diferentes tipos de conclusiones. Un carpintero y un geómetra buscan los ángulos rectos, pero con diferentes objetivos y necesidades, según los problemas que les plantean sus oficios.
Además, la ética es una ciencia práctica y, a menudo, no es necesario investigar las causas o la razón por la que algo es lo que es (es decir,., buscar primeros principios). En ética, la existencia misma de un hecho es a menudo también la existencia del principio. Algunos principios fundamentales pueden determinarse indirectamente, algunos por percepción sensorial, algunos por habituación o aprendizaje, y algunos por otros medios. Cada uno debe ser determinado por los medios apropiados y debe ser definido correctamente.