capitulo 51



Resumen y análisis Parte 4: Capítulo 51

Resumen

Después de dos años en Kabul, la sequía finalmente ha terminado. El río Kabul vuelve a fluir. Laila y Tariq alquilan una pequeña casa que Tariq está renovando. Por la mañana, Laila reza con Aziza y luego prepara a los niños para la escuela. Todos caminan juntos hacia el orfanato donde vivía Aziza, que ahora es realmente una escuela. Laila es maestra allí, y ella y Tariq estuvieron muy involucrados en la renovación del edificio. De camino a la escuela, Laila ve nuevos signos de vida brotando en Kabul: música en el aire, plantas de semillero plantadas en los patios traseros.

En la escuela, Zalmai practica tiros libres con Zaman. Laila encuentra a sus alumnos esperándola en el salón de clases. Se toma un momento para pensar en Mariam. Laila no tiene idea de dónde está enterrada, pero siente la presencia de Mariam constantemente. Ella comienza la clase, pensando en el juego de nombres que juegan Tariq, Aziza y Zalmai. Embarazada una vez más, Laila considera que el juego de nombres solo involucra nombres de niños. Si tiene una niña, Laila ya sabe que la llamará Mariam.

Análisis

En el capítulo final de la novela, Hosseini retrata un retrato esperanzador de Kabul a través del estado del orfanato, el papel de Laila como maestra y su embarazo. El orfanato simboliza los cambios que se están produciendo en Kabul en su conjunto. Desde los manzanos recién plantados hasta el nuevo salón de clases, el orfanato se ha convertido en un verdadero santuario para los niños que perdieron a sus padres en la guerra. Si el orfanato puede hacerse cargo de los miembros más vulnerables de la sociedad, existe la esperanza de que la sociedad afgana realmente se recupere y prospere.

El segundo signo de esperanza es el papel de Laila como maestra. Cuando Laila era niña, aprendió que la educación era la clave para una buena vida y que tenía la responsabilidad de retribuir a la sociedad a cambio de recibir esa educación. Laila cumple estas dos condiciones en su nueva carrera. Al enseñar a niñas y niños en el orfanato, da el primer paso para mostrarles una forma de vida diferente, donde la igualdad de género es la norma, no la excepción. Se convierte así en una «madre» para todos los niños con los que trabaja, sirviendo como guía compasiva, educando sus mentes y sus espíritus.

Finalmente, el embarazo de Laila es la mayor señal de esperanza. Ha visto tanto dolor y sufrimiento, pero ve tantos cambios positivos que está dispuesta a traer otra vida al mundo. Su voluntad de convertirse en madre varias veces, primero de Aziza y Zalmai, luego de los niños del orfanato y ahora de un nuevo niño, reitera el tema de Hosseini del poder de la maternidad y cuán esencial es para reparar el tejido social de Afganistán. Al defender los valores de la maternidad (sacrificio, compasión y dedicación a los demás), Laila puede ser una influencia positiva en todos los que la rodean y servir como modelo de cómo Afganistán puede abrazar una nueva fase de su historia.



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