Análisis para el Libro VI



Resumen y Análisis del Libro VI: Análisis del Libro VI

En la concepción aristotélica de la buena vida, la razón es un factor importante en la realización de todas las virtudes. Es un elemento esencial en la doctrina de la media áurea que nos dice que una virtud es el punto a medio camino entre los extremos del exceso y la deficiencia. La determinación de este punto variará con los individuos y sus respectivas circunstancias, ya que no es el promedio matemático, sino el promedio orgánico determinado por la «razón» el que prescribe lo que debe hacer cada individuo. Este es un punto importante en la ética de Aristóteles, ya que, en contraste con lo que defienden algunos moralistas modernos, él no cree que la naturaleza de la bondad sea simplemente una cuestión de satisfacer los propios deseos. Sin duda, reconoce que los deseos son un elemento importante en la buena vida, pero a menos que estos deseos sean guiados y dirigidos por la razón, pueden obstaculizar en lugar de promover el cumplimiento de la buena vida.

Considerando que la razón es el elemento rector de todas las virtudes, puede parecer extraño que todo un libro de principio moral debe dedicarse a las virtudes intelectuales, lo que implica una distinción entre las virtudes intelectuales y las virtudes morales. Hay una base sólida para esta distinción, aunque esto no significa que los dos tipos de virtudes estén completamente separados o que uno funcione independientemente del otro. La distinción es principalmente la de medios y fines. En las virtudes morales, se enfatiza el control adecuado de los propios apetitos y deseos. Esto debe hacerse como un medio para un fin mayor y más inclusivo. La templanza se convierte así en un medio para adquirir buena salud. El coraje que siempre implica un riesgo es un medio necesario para el desarrollo ulterior de nuestras capacidades y poderes. Pero lo que es un medio siempre debe ser un medio para algo, y en algún punto debe haber un fin o una meta final que tenga valor en sí mismo. Esto es lo que encuentra Aristóteles en el desarrollo de las capacidades intelectuales del hombre. La sabiduría no es sólo una virtud, sino que es la más alta de todas las virtudes. Es la realización de una capacidad que distingue al hombre de los animales inferiores y le otorga una especie de parentesco con los dioses. El hecho de que la sabiduría sea un fin en sí mismo no significa que sea inútil para cualquier otra cosa. Puede usarse para dirigir las actividades de la vida, pero también tiene un valor positivo más allá de ese uso, pues es en la contemplación que el hombre encuentra su mayor felicidad y la realización de lo que es único en su naturaleza.

Es a través del desarrollo del intelecto que el hombre adquiere el conocimiento de las ciencias. El conocimiento científico incluye dos elementos. Uno tiene que ver con principios inmutables o leyes de la naturaleza y el otro trata con cambios o factores contingentes que están presentes en los procesos del mundo. Es a través de la sensación que tomamos conciencia de lo que cambia de vez en cuando, pero es solo a través del intelecto que adquirimos conocimiento de los principios permanentes o inmutables que nos permiten hacer predicciones y a la luz de estas organizar el mundo de las cosas. nuestras experiencias. Lo que obtenemos a través del intelecto nos permite aplicar nuestros conocimientos científicos tanto en el campo de las artes como en el ejercicio de diversas vocaciones. En el campo de la ética, como en el área de las ciencias naturales, es necesario tener principios y saber aplicarlos a casos particulares. Es a través del uso de la razón que ambos pueden realizarse. El campo de la ética es, sin embargo, algo diferente del de las ciencias naturales, en que su objetivo es saber lo que uno debe hacer, en lugar de describir las cosas como realmente existen. En las ciencias, las conclusiones se pueden verificar haciendo predicciones sobre lo que sucederá en condiciones específicas y luego observando para ver si esas predicciones se han cumplido. No puedes hacer eso en el campo de la ética porque ninguna cantidad de información sobre lo que es puede decirte lo que debería ser. Sin embargo, es función de la ética descubrir los principios correctos de la conducta y esto implica el conocimiento del fin o fin último de la vida, así como los medios adecuados para alcanzarlo.

En asuntos de este tipo no hay sustituto para el sentido común o lo que estamos acostumbrados a llamar sentido común. Platón había enseñado que el conocimiento del bien era la búsqueda más importante que podía ocupar la mente del hombre, y Aristóteles parece estar totalmente de acuerdo con este punto de vista. Pero, ¿cómo obtener este conocimiento? Evidentemente, no se puede observar directamente, ni existe ninguna autoridad suprema desde la que nos lo pueda transmitir. Es a través de una especie de percepción intuitiva que la mente aprehende los principios de conducta que pueden señalar el camino a la buena vida. Esto no quiere decir que las ideas que surgen en la mente de una persona sean por ello infalibles. Hay intuiciones falsas y también correctas, y es función de la razón distinguirlas. Las intuiciones correctas deben ser consistentes consigo mismas y en armonía con todos los hechos conocidos. Además, deben proporcionar una interpretación inteligible y significativa de las propias experiencias. Intuiciones de este tipo generalmente no se le ocurren a la persona ignorante o desinformada, o si se le ocurrieran, probablemente no las reconocería. Por esta razón, uno debe mirar a aquellos que están altamente capacitados en el campo para recibir orientación y sugerencias fructíferas. Pero sus puntos de vista también deben someterse a una crítica racional y aceptarse solo en la medida en que parezcan cumplir con los criterios del juicio correcto. Obviamente, no se puede tener el mismo grado de certeza en el campo de la ética que se puede tener en las ciencias formales y naturales. Aun así, la decisión no se deja al azar, ya que siempre es posible seleccionar el curso de acción que, a la luz de la información que pueda tener, parezca más razonable.



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