Análisis del personaje de Adela Quested
El nombre de Adela Quested puede no tener sentido, pero sugiere el «interrogador». Este es el papel, sin embargo, que le asigna Forster.
Se la presenta como una joven sencilla cuyas mejores cualidades son su honestidad innata y una especie de decencia valiente. Su enfoque de la vida es completamente intelectual. Es sensata pero no sensible. Ella sirve como una antítesis de la Sra. Moore, que se rige por la intuición emocional. Esta diferencia de personalidad afecta su comprensión mutua y de los demás.
La disposición desapasionada de Adela la hace no apta para el matrimonio, y su franca objetividad la ayuda a darse cuenta de ello. Es esta actitud inocente la que se gana la admiración a regañadientes de Fielding.
Su respuesta a la India es racional, pero como la India, con sus problemas tan complejos, no se puede abordar sólo con el intelecto, Adela nunca podrá comprenderla. Sin embargo, está sorprendida por las formas engreídas y esnobs de los británicos en la India.
El lector puede simpatizar con Adela y al mismo tiempo sonreír de acuerdo con Aziz en sus crueles pero cómicos comentarios sobre ella; su fría honestidad es admirable pero no entrañable.
Su falta de sensibilidad se señala cuando Fielding tiene que sugerir que tal vez debería disculparse con Aziz. Está dispuesta a hacer las paces, pero carece de la compasión para hacerlo sin que se lo digan. Su remordimiento es de la cabeza, no del corazón; su sentimiento principal es la culpa por haber sido la causa de tantos problemas para todos.