Análisis del personaje de Adán
Antes de la caída, Adán es el ser humano más perfecto que puedas imaginar. Es físicamente atractivo, mentalmente apto y espiritualmente profundo. Se destaca en el Edén como el vértice de la pirámide jerárquica. Solo Eva puede compararse con él, y ella solo en belleza física.
Las conversaciones entre Adán y Eva antes del Libro X son modelos de habla civilizada. Estas conversaciones son difíciles de imaginar como reales, pero reflejan la naturaleza de los dos humanos. Los valores de Adán y la humanidad se reflejan en su actitud, que se revela a través de su discurso: a Eva, Rafael y Dios. En cada caso, cuando Adán habla, muestra la relación adecuada con el ser con el que está hablando. Aunque es superior a Eva e inferior a Rafael y Dios, todavía no hay indicios de arrogancia en sus discusiones con Eva o de sumisión en sus conversaciones con el ángel y Dios. Adam siempre muestra el debido respeto y relación en el habla y modales elegantes.
Cuando Adán ve a Rafael acercándose a la Tierra, le dice a Eva: «Ve con rapidez, / y lo que contienen tus provisiones, tráelo y vierte / Abundancia, apto para honrar y recibir / Nuestro celestial extranjero» (V, 313-316). Eva responde: «Adán, sagrado molde de la tierra, / De Dios inspirado, poco almacén servirá, dónde almacenar, / Todas las estaciones, maduras para el uso colgando del tallo» (V, 321-323). Estas palabras, que pueden parecer demasiado formales, revelan la relación entre Adán y Eva. Adán está a cargo, pero su pedido de que Eva prepare una comida no es una orden de desprecio. Asimismo, su respuesta muestra que ella sabe más sobre la situación alimentaria en Edén que Adam. Este breve diálogo es una discusión entre iguales que entienden sus responsabilidades entre sí y con el mundo.
La conversación de Adam con Raphael es similar y está marcada por el mismo tono. Adán recibe a Rafael con gracia, pero de una manera que reconoce la posición superior del ángel. Además, Adán usa su tiempo con el ángel para aprender sobre el Cielo, los ángeles, la guerra en el Cielo, la creación y la astronomía. La curiosidad y el intelecto de Adam se revelan. Asimismo, Adán informa a Rafael sobre la creación de Adán y Eva y sobre su relación. El hombre y el ángel tienen información el uno para el otro y presentan esa información dentro del marco formalizado que establece su relación.
Después de la caída de Adán, sus conversaciones con Eva se vuelven lastimeras. Él la culpa a ella, y ella a él. Tomar un mi culpa El discurso de Eva para reavivar el amor de Adán por su esposa y restablecer su relación adecuada. Asimismo, cuando Miguel llega al Edén, la relación entre el Hombre y el Ángel ha cambiado. Michael es severo pero compasivo. Le presenta la visión del futuro a Adán, pero hay poco, si es que hay alguno, toma y daca entre los dos. Adam y Raphael tienen un encuentro social donde se entiende la jerarquía. Michael y Adam tienen una reunión jerárquica donde Michael habla y Adam escucha.
Si Adán tiene un defecto antes de la caída, es la lujuria. Este término, que significa «amado o irracionalmente enamorado de su esposa o sumiso a ella», se aplicó a Adán desde el principio en la crítica de Paraíso perdido. Adán le dice a Rafael que la belleza de Eva le afecta tanto «que todo lo que ella quiere hacer o decir, / parece más sabio, más virtuoso, más discreto, mejor; / todo conocimiento superior en su presencia cae / degradado» (VIII, 549) -552 ). Aunque Rafael advierte a Adán que esta actitud hacia Eva es impropia y que Satanás podría usarla para tentar a los humanos, Adán come del fruto del Árbol del Conocimiento precisamente porque no puede soportar estar sin Eva. Como un ser humano casi perfecto, Adán se rige por la razón. Inmediatamente comprende el pecado de Eva al comerse la manzana, pero ignora deliberadamente su razón y se la come por su amor y deseo por ella. La actitud lujuriosa de Adán hacia Eva, que pervierte la jerarquía de la Tierra y el Paraíso, conduce directamente a su caída.
Después de la caída, Adán es víctima de la duda, la ira, el temperamento y la autocompasión. Irónicamente, el amor de Eve por él pone a Adam en el camino de regreso a la justicia. Adán, después de la caída, nunca volverá a ser el antiguo Adán, pero recupera la razón, desarrolla una nueva comprensión y amor por Eva, y ve el bien que Dios producirá de su acción pecaminosa y la de Eva. Adán pasa de ser el humano perfecto a ser un buen humano.