Resumen y Análisis Acto IV – Escena 4
Resumen
Entra De Guiche. Dice que sabe que a los cadetes no les agrada. Los cadetes siguen fumando y jugando a las cartas como si no le hubieran prestado atención a De Guiche. No quieren que sepa lo miserables que son. Les cuenta sobre su acción en la guerra el día anterior. Cyrano, sin embargo, conoce todos los detalles. Sabe que cuando la vida de De Guiche estuvo en peligro, tiró su bufanda de oficial para que no lo reconocieran. Cyrano tomó la bufanda y ahora expone la cobardía de De Guiche al producirla. De Guiche se sube al parapeto y agita su pañuelo, explicando que, con la ayuda de un espía, ha conseguido que los españoles ataquen en la posición desde la que señala. Al mismo tiempo, los ejércitos franceses montarán su propio ataque contra la posición española más débil. De Guiche admite que al ordenar el ataque a los guardias de Gascuña, sirve tanto al rey como a su propio rencor.
Christian dice que le gustaría expresar su amor por Roxane en una última carta. Cyrano le entrega una carta que está lista. Christian nota que ha caído una lágrima sobre la carta, y Cyrano explica que la carta era tan hermosa que él mismo se conmovió.
El centinela anuncia que se acerca un carruaje y los cadetes se alinean preparando un saludo.
Análisis
Ciertamente, De Guiche no es un personaje agradable, pero al menos es honesto. El ataque que organizó desde esta posición probablemente se convierta en una masacre de gascones. Los cadetes muestran abiertamente su disgusto por él, y Cyrano ha demostrado que su propio coraje supera al de De Guiche, recuperando la bufanda de De Guiche en la parte más peligrosa del campo de batalla. Es otro toque de ironía en la obra que la exhibición de la bufanda de Cyrano es la acción que hace que De Guiche llegue a una conclusión definitiva acerca de invitar al ataque.
Rostand ha establecido que Cyrano puede atravesar las líneas para enviar cartas, pero con un gran riesgo para su vida. Ciertamente, si fuera posible conseguir comida, lo haría. Por eso, cuando llega un cochero declarando que está al servicio del rey de Francia, es sin duda motivo de asombro.
Este asunto es ridículo, pero absolutamente esencial para el desarrollo de la trama. Rostand hace esto tan bien como podría hacerlo, ya que prepara a fondo a la audiencia para todo lo que es explicable y sorprende por completo lo ilógico.