Resumen y Análisis Acto I – Escena 1
Resumen
El telón sube para mostrar el interior de un teatro con poca luz. Algunos caballeros entran sin pagar y practican esgrima; les siguen dos minions que se sientan en el suelo y empiezan a jugar; entran un hombre de clase media y su hijo; luego entran un carterista y sus cómplices. A través de conversaciones aprendemos que este es el teatro donde Corneille El Cid se representó por primera vez, y que la obra de esta noche es de Baro Cercay que su estrella es Montfleury.
Análisis
Esta escena de apertura es un muy buen ejemplo de dos cosas: el problema del dramaturgo de brindarle a su audiencia la información necesaria y la habilidad de Rostand para manejar el problema. Mientras que el novelista puede dar descripciones, explicaciones y material de fondo de muchas maneras, el dramaturgo solo tiene el diálogo y el escenario, y a veces este último debe explicarse en el diálogo si es especialmente significativo.
Tenga en cuenta los muchos tipos de personas, los que vienen a jugar a las cartas, hacer un picnic, coquetear, robar e incluso algunas almas honestas que realmente quieren ver el juego, que Rostand presenta en esta breve escena. Pero no se limita a describir una muestra representativa de la sociedad francesa del siglo XVII; también recibe un comentario sobre esa sociedad al hacer que los dos caballeros ingresen al teatro sin comprar boletos. En general, da la clara impresión a la audiencia de que este es un período emocionante en la historia del teatro francés. Y dado que el estudioso de la civilización francesa piensa automáticamente en Corneille, Molière y Racine cuando piensa en la Francia del siglo XVII, ¿qué mejor lugar para comenzar una obra ambientada en ese período que en su teatro más famoso? (El Cid sin embargo, en realidad no se presentó en este teatro.)
Además de toda la información proporcionada, también está el estado de ánimo de la pieza, que debe establecerse al principio. Rostand hace esto con su escenario, ya que hay una emoción distinta en un teatro antes de una obra, tal como la hay antes de una sinfonía o una ópera cuando los músicos están afinando sus instrumentos.
Si el problema del dramaturgo al abrir una obra fuera simplemente el de transmitir información y establecer el ambiente, sería relativamente fácil de resolver. Pero hay que recordar que el dramaturgo no solo debe captar la atención del público, sino también mantener su interés a lo largo de la obra. El aire de anticipación creado por el escenario en esta escena se agrega, y se introduce el elemento de suspenso, a las escenas inmediatamente siguientes.