Sobre frankenstein
frankenstein es una novela única en el canon de la literatura inglesa. La novela busca encontrar las respuestas a las preguntas que sin duda dejaban perplejos a Mary Shelley y a los lectores de su época.
Shelley presenta un personaje único en Victor Frankenstein y su creación, el monstruo. Es como si hubiera dos mitades distintas en un personaje. Cada mitad compite por la atención de la otra mitad y la oportunidad de ser el gobernante de la otra mitad. Al final, esta competencia reduce a ambos hombres a la ruina.
Shelley también es muy consciente de la preocupación de que la tecnología avanzaba a un ritmo que asombró a los lectores a principios del siglo XVIII. Quizás esta novela esté abordando ese tema de los avances creados por los hombres, pero que van en contra de los elementos «naturales» y los planes divinos.
Mary Shelley elabora su exquisita novela de una manera que dirige la atención al tratamiento de los pobres y sin educación como un tema principal a lo largo del libro. Habría aprendido estos preceptos de su padre William Godwin, un destacado escritor y filósofo. (Consulte la sección «Vida y antecedentes».) Pero los comienzos de los antecedentes históricos se remontan mucho más allá de la época del propio Shelley.
Para comprender el período de tiempo de Shelley, uno debe profundizar en el período que precedió al de Shelley. Mary nació en 1797, después de las revoluciones estadounidense y francesa. Europa fue un lugar tenso por temor a posibles revoluciones políticas durante gran parte del período 1770-1800. La clase alta inglesa temía que la Revolución Francesa se extendiera a su propio país. Muchos sintieron que el cambio era necesario para asegurar la igualdad entre las masas. Las guerras que peleó Napoleón, a partir de 1805, desbarataron esencialmente cualquier esperanza real de construir una Europa mejor. Sin embargo, se sembraron las semillas de la discordia para la disolución de las barreras sociales y de clase en Inglaterra y Europa continental. Los gritos de «libertad, fraternidad e igualdad» quedaron en las mentes impresionables de los hombres en todas partes. Se pensaba que el hombre podía alcanzar una mayor libertad personal sin la amenaza de gobiernos autoritarios. Los hombres también razonaron que la hermandad por una causa común, ya sea social, de clase o académica, conduciría a un mejor país y un mejor gobierno.
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